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A mitad de camino entre el cosmopolitismo de la aclamada ciudad de Nueva York y el carácter provinciano de muchas ciudades y pueblos de la América más profunda, se levanta, en el medio-oeste de los Estados Unidos, la tercera urbe del país: Chicago.
Chicago, Illinois. Estados Unidos
Sacudida por diversos avatares políticos, virulentos conflictos raciales y la ausencia casi total de ley durante los primeros decenios del siglo XX a causa de su residente más famoso –Al Capone-, la ciudad de Chicago ha sabido reinventarse para ocupar en la actualidad el puesto que se merece gracias a su rompedora arquitectura, el arte más vanguardista y un profundo y venerado interés de sus habitantes por la cultura. Vamos, pues, a tratar de hacer una radiografía que nos aproxime a esta metrópoli norteamericana tan fascinante como desconocida casi a partes iguales.
Aeropuerto Internacional O´Hare. Chicago
La puerta de entrada a la ciudad de Chicago para todo el que llega desde fuera de Estados Unidos es el aeropuerto internacional O´Hare, situado a 27 kilómetros al noroeste de la ciudad. Tras el pertinente y algo pesado control de pasaportes en el aeropuerto, nos encaminaremos hacia la ciudad. La mejor opción, y más económica, es utilizar el metro –línea azul– que en un trayecto de unos 45 minutos nos dejará en el mismo corazón de la urbe, el downtown, aquí conocido como el “Loop”.
Chicago y su arquitectura rompedora
La ciudad de Chicago se encuentra a orillas del vasto lago Michigan, en el extremo suroeste del mismo, dentro del condado de Cook, estado de Illinois. Tiene una población en torno a los tres millones de habitantes que se asientan sobre una superficie similar a la que ocupa la ciudad de Madrid. Chicago se divide oficialmente en 77 áreas comunitarias, de las cuales el “Loop” es una de ellas. Coincide con el centro -o downtown– como gusta denominarlo en este país, pero el Loop es algo más; es también el centro histórico, comercial y financiero de la ciudad.
«Loop», el downtown o centro de Chicago
Si hay un punto de inflexión en la historia de esta metrópoli americana, éste se sitúa en el año 1871. Un reportero del legendario periódico local, el «Chicago Tribune«, daba cuenta aquel año en sus páginas de un hecho que marcaría todo el devenir de la urbe estadounidense. La coz de una vaca y una lámpara de queroseno iban a provocar un pavoroso incendio que arrasaría toda el área central de la ciudad. Mitad verdad, mitad leyenda, lo cierto es que el centro de Chicago fue pasto de las llamas y prácticamente desapareció.
Sede del «Chicago Tribune»
A partir de la tragedia se impuso el pragmatismo. Autoridades locales y un nutrido grupo de arquitectos desembarcado en aquel devastador escenario llegaron a la conclusión –en un alarde de atrevimiento- de que la reconstrucción tenía que dar a luz una nueva urbe surgida de las cenizas, totalmente renovada desde los cimientos, en vertical y a prueba de catástrofes como la que la ciudad acababa de padecer. Las endebles e inestables viviendas anteriores al incendio pasaron a ser sustituidas por modernas construcciones, con esqueleto de vigas de acero y levantadas hacia el cielo. Así surgieron los primeros rascacielos de Estados Unidos, y lo hicieron en esta ciudad.
Chicago y sus rascacielos con el lago Michigan al fondo
El primer edificio relevante que apareció tras el trágico suceso fue el «Home Insurance Building«, obra de William Le Baron Jenney, arquitecto que dejaría su impronta en Chicago gracias al estudio que fundó en la ciudad y que daría lugar más tarde a toda una escuela de innovadores arquitectos. Estos pioneros introdujeron los pilares de hormigón a modo de cimientos en las nuevas construcciones e incorporaron ventanas extendidas horizontalmente. Con ayuda de la iluminación eléctrica, recién aparecida, el conjunto ofrecía un aspecto totalmente revolucionario.
El Insurance estaba ubicado en el cruce de las calles La Salle y Adams, tenía doce pisos y una altura total de 55 metros, para la época, toda una proeza de la arquitectura y una “criatura” absolutamente provocadora. El edificio fue demolido posteriormente en 1931, pero el camino ya estaba abierto y no hubo marcha atrás. De la misma época sí tenemos un ejemplo vivo en el centro de Chicago. Se trata del «Reliance«, un magnífico edificio de catorce plantas cuyas obras comenzaron en 1890. Está situado en el número 32 de la North State Street.
Edificio Reliance de Chicago, una joya del pasado
Y hablando de la calle State, ésta constituye el eje norte-sur más importante de la ciudad. Sus numerosas tiendas, cafeterías, librerías, un teatro –el famosísimo Chicago Theater– e incluso la sede de la emisora local WLS-TV, afiliada de la cadena nacional ABC, confieren a esta arteria el mayor pulso vital de todo el Loop.
Chicago Theater en State Street
Además, la State Street lleva aparejado todo un hito geográfico e histórico. Su cruce con otra importante calle de la ciudad marca el punto de inicio de todo el entramado urbano. State con Madison es el origen de todo.
Aquí, en este animado cruce, nació la ciudad de Chicago. Naturalmente su aspecto actual poco tiene que ver con el original, pero su fuerte carga simbólica es indudable. Y por otro lado esta intersección tiene una importancia clave para orientarse y situar un punto en el cuadriculado plano de Chicago. A partir de State con Madison se organiza todo el callejero de la ciudad en base a un eje norte-sur y otro este-oeste que se cruzan aquí, nombrando con una «N» de North (Norte), «S» de South (Sur), «E» de East (Este) y «W» de West (Oeste) a los segmentos de las calles según su posición con respecto a este cruce.
State con Madison, Chicago
Estamos sobre el asfalto de esta populosa y popular ciudad norteamericana. Cómo movernos y desplazarnos en Chicago, además de otras interesantes curiosidades, es lo que nos espera en la siguiente entrega…
La Mochila De Marco Polo 