Han transcurrido varias semanas desde la publicación de la última entrada en este blog. Durante este tiempo, y para inmensa tristeza y desolación de este bloguero, la persona más querida e influyente de su vida se quedó en el camino.
Mi madre siempre fue mi más fiel seguidora. Allá donde yo decidiera aventurarme como viajero, estaba ella desde la distancia preocupándose de mi seguridad o estado de salud, compartiendo mis peripecias, anécdotas y problemas.
Apenas visitaba el blog y no estaba en red social alguna porque lo suyo, tal como le ocurre a buena parte de la gente mayor, no era Internet. Sin embargo esa carencia cibernética siempre la suplió manteniéndose en contacto conmigo de la forma que fuera. Unas veces a través del cada vez más escaso teléfono público instalado en cabinas callejeras devoradas por el paso del tiempo, otras con los ya denostados SMS de la telefonía móvil. Y cuando mi hermana estaba con su smartphone cerca de ella, entonces los mensajes escritos o de voz de esa aplicación universal que todos tenemos en mente se encargaban de actuar como cordón umbilical entre ambos, por muy larga que fuera la distancia que nos separara.
Mi madre fue, además, destinataria y receptora de decenas y decenas de tarjetas postales que daban fe de los lugares que yo iba visitando con el paso de los años. Las guardaba celosamente, como si de una delicada y valiosa colección de pequeños incunables ilustrados se tratara. De vez en cuando sacaba algunas a la luz, las leía con cierta devoción y comentaba conmigo detalles que le llamaban la atención o preguntaba aspectos por los que simplemente sentía una inagotable curiosidad.
Vista con la perspectiva del siglo XXI, una postal pudiera parecer una reminiscencia del pasado. Pocos se preocupan ya de comprar una tarjeta, el correspondiente sello, escribir unas letras en su reverso y localizar un buzón de correos para enviarla. Pero a mi madre le encantaba recibirlas por esa pátina romántica e intemporal que siempre acompaña a una tarjeta postal. Por esa razón cumplí hasta el último instante (Portugal, fines de octubre de 2016) con ese -nuestro- personalísimo ritual de enviarle uno de esos recuerdos ilustrados desde cada rincón del planeta que he pisado a lo largo de mi vida como viajero.
Mi madre emprendió su viaje final hace justo un mes. Desde el más profundo dolor que se ha instalado desde entonces en mi corazón quiero dedicarle este sentido post. Asimilar y aceptar la pérdida -inesperada además- de un ser tan querido siempre es arduo y tortuoso. Pero aprender a convivir con su ausencia va a ser, para mí y desde ahora, la tarea más complicada y difícil de gestionar en adelante.
Estés donde estés, jamás te olvidaré mamá. Guíame siempre…
In memoriam
José luis dijo:
Querido amigo lo primero té acompaño en el sentimiento ahora manda las postales al cielo,cada viaje que aguas sigue escribiéndolas igual un abrazo fuerte.
marcopolodirecto dijo:
El cielo tendrá que esperar José Luis, al menos de momento, porque me veo incapaz de escribir esas postales. Sin ella aquí, viajar ya no será lo mismo. Otro abrazo fuerte para ti…
Irene dijo:
No hay palabras ni comentario alguno que se pueda hacer sobre este sentido y precioso homenaje, que hoy le dedicas a tu madre. Sin duda una mujer admirable.
Leo tu nueva entrada con el corazón encogido, emocionada, con la garganta anudada y triste, muy triste por tu intenso y más que lógico dolor. Desde este lado, en el que nos quedamos los que echamos tanto de menos a esos seres queridísimos que emprendieron «el desconocido viaje»… nos cuesta ver que esa línea que nos separa, es mucho más fina de lo que imaginamos. Se nos antoja tan distante, pero es un viaje mucho más corto que cualquiera de los que tú hayas hecho por el mundo.
¡Qué orgullosa y sonriente estará tu madre ahora, contemplando su obra!
Mucha fuerza Jose, te acompañamos siempre. Cuando lo desees, sólo tienes que avisarnos de la manera que prefieras.
Todo mi cariño y muchos besos.
marcopolodirecto dijo:
Muchas gracias Irene, de corazón, por tus reconfortantes palabras. Las palabras justas, en el momento justo. No puedo decir más. Un abrazo enorme y sincero…
Benjamín Leopoldo (Leiño, para ella) dijo:
Era mi hermana. La emoción no me da para más. Un gran abrazo.
marcopolodirecto dijo:
Gracias mi querido tio. Desde donde ella se encuentre ahora, seguirás siendo su queridísimo Leiño, su insustituible hermano pequeño. Otro abrazo para ti…
Belén dijo:
Mi querido Marco Polo, mi querido hermano.
Poner palabras a los sentimientos que has despertado en mi, con esta última entrada a tu blog es…prácticamente imposible, pero…lo voy a intentar.
Sabes que te comprendo perfectamente, que tu dolor es el mío y, que, en innumerables ocasiones es tan intenso que parece que no lo vamos a poder resistir.
Se nos ha ido una de las personas más importantes y amadas para nosotros dos.
Como bien dices, mamá era nuestra guía, nuestra luz en nuestro caminar. Era una persona excepcional y única, maravillosa y entregada a los demás, siempre preocupada por todos nosotros e incluso por aquellos que no conocía personalmente.
Su corazón era tan grande como la inmensidad del océano. Con sus actos, palabras y sus buenos consejos supo hacernos crecer, madurar y conducirnos por la vida de manera certera, haciendo el bien y sin dañar a nadie, alegrándonos de los triunfos de los demás y tendiendo nuestra mano solidaria para todo aquél que la necesitara.
No sabes lo feliz y orgullosa que estará de ti, de tu corazón tan noble y del profundo amor que le profesas!! Seguro que, de alguna manera, ya ha leído este emotivo post que con tanto cariño le has dedicado.
Hermano, mamá no se ha ido del todo, sólo una parte, porque su obra, su amor y sus magníficos valores y enseñanzas siguen vivos en nosotros, en nuestros corazones, en nuestro qué hacer día a día.
Ella, estoy firmemente segura, quiere que la recordemos con alegría, con serenidad, con esperanza y fe, y, que la llevemos en el corazón como la luz que siempre fue y será.
Así quiere vernos nuestra madre, porque ahora es la estrella más brillante del firmamento para poder seguir guiándonos y mantenernos tan unidos como siempre.
Hemos de recordarla así porque de este modo, también ella estará feliz.
La vida continúa, y nuestra querida madre siempre, siempre estará a nuestro lado, dándonos la mano, sólo cierra los ojos y déjate llevar por ella…
Te quiero, hermano, ya sabes cuánto, apóyate en mi!!
marcopolodirecto dijo:
Mi querida hermanita, apenas una cosa: es un auténtico privilegio ser tu hermano, tanto como lo es ser hijo de nuestra añorada mami, aunque ya no esté entre nosotros. Yo también te quiero…
Belén dijo:
Sabes ke estoy ahí, a tu lado, apóyate en mi hombro y caminemos juntos con la ayuda de mamá.
El privilegio es mío por tenerte como hermano mayor.
Te quieroooo!!
Francisco dijo:
Querido Marco Polo, querido Josiño, como familiar y cariñosamente te llamamos siempre:
Acabo de entrar en tu blog, y acabo de leer tu post dedicado a tu queridísima y amantísima madre.
Te digo, querido sobrino, que las palabras se me quiebran, se me hace un nudo en la garganta, y una inmensa emoción me embarga al contemplar este bello canto dedicado a una mujer admirable, a una madre venerable, a una persona irrepetible.
Ella, en todos sus actos, ha sido un ejemplo de abnegación, bondad, de una preocupación sin límites por todos vosotros. Recuerdo que cuando con tu padre iba a Mones, ya disponiendo del móvil, no dejaba de llamaros varias veces al día para saber
de vuestras incidencias, de vuestras cosas. Siempre pendiente.
Se fue muy precipitadamente, dejando mucha desolación y tristeza en su entorno y en todos cuantos la conocieron. Sentimos orfandad, dolor, y un profundo vacío porque vuestro lucero, faro, guía y estrella se fue, pero no se apagó porque su radiante luz sigue
iluminando vuestro caminar como siempre lo hizo, ahora desde allá arriba.
Y eso es para sentir consuelo ante tanto desconsuelo.
Mucho ánimo, Josiño, querido sobrino.
marcopolodirecto dijo:
Mi admirado tio, gracias inmensas por tus cariñosas palabras llenas de consuelo y esperanza. Jamás podré agraderte tu impagable demostración de interés y preocupación por nosotros, sobre todo por el apoyo y ánimo que prestas desde la distancia hacia la desconsolada persona de mi padre. Y en cuanto a ella, ya lo sabes, sentía una especial devoción y cariño por ti. Por algo será. Un abrazo muy grande…